Cómo elegir lencería para regalar

Si me preguntases a mí, te diría que cualquier día del año es perfecto para regalar (y, especialmente, regalarme 😉 ) lencería. Sin embargo, para el común de los mortales lo habitual es circunscribir este tipo de regalos a fechas más concretas: cumpleaños, aniversarios de pareja, san Valentín, y Navidad.

Coincidiendo la redacción de este artículo con las fiestas navideñas, voy a aprovechar la ocasión para daros algunos consejos a la hora de elegir lencería para regalar y hacer que esta tarea sea menos complicada.

También podéis leer este otro artículo que seguro que también os ayuda.

Lencería como regalo: qué hay que tener en cuenta

Cuestión de etiqueta, de protocolo, de educación o de sentido común, tomad nota para que la próxima vez que compréis lencería con el objeto de regalarla sea todo un acierto a la vez que una experiencia de compra satisfactoria para vosotrxs.

Para el propósito de los siguientes consejos he querido centrarme sobre todo en los hombres que quieren regalar lencería, así que podríamos considerar esto como una guía de caballeros o gentlemen’s guide.

Una última cosa antes de empezar: recordad que cuando se regala, el foco está en agradar a la persona que recibe el regalo, no en satisfacernos a nosotrxs.

Antes de ir a una tienda, haz los deberes

De mi época trabajando en una tienda de lencería y corsetería recuerdo a algunos clientes (hombres) que vinieron buscando un regalo para su pareja. Algunos venían con la idea clara, otros simplemente entraban y preguntaban. Para este segundo tipo de cliente, como dependienta no quieres ser muy invasiva a la hora de hacer preguntas sobre lo que está buscando (estamos hablando de prendas íntimas con un caballero desconocido y no sabemos si la situación es un lance para él, así que la discreción y hacer la experiencia lo más cómoda posible es parte del savoir faire), pero algunas preguntas clave tendrás que hacer para tener una mínima idea de qué ofrecer y no abrumar/espantar al cliente con las mil opciones disponibles de la tienda.

Ahora, haced la lectura desde el otro lado. Hombres que me leéis: no tenéis la obligación de conocer el catálogo de antemano (ni mucho menos), pero es más que recomendable que podáis describir los gustos de la persona a la que vais a regalar (colores, tipos de prendas…). Esto hará que la dependienta en cuestión pueda delimitar mejor qué opciones mostraros.

Volviendo con mi experiencia la laboral, otra situación que me pasó alguna que otra vez fue que el cliente (también hombre) desconocía las tallas que llevaba la otra persona, y para más inri, la de sujetador (y sí, desconociendo las tallas buscaban un conjunto para regalar). Para esta situación, dos consejos:

Consejo nº 1: si partimos de la base que regalar lencería requiere que conozcas bien a la otra persona, tiene que haber alguna forma en la que puedas averiguar las tallas que usa. Dicho de un modo más claro y específico: deberías poder acceder al lugar donde guarda su ropa y poder revisar sus tallas. Esto para algunas personas (entre las que me incluyo) supone una invasión de la intimidad, así que consejo-directriz extra: no se trata de desmantelar y revisar el armario entero, sino de consultar algunas prendas (las que ves que más usa es un buen indicativo) y de la forma más discreta posible. Ten en cuenta que al recibir el regalo se preguntará/te preguntará cómo has hecho para averiguar su talla. Nadie lee mentes, y confesar que has revisado toda su ropa interior puede constituir un momento de vergüenza para la otra persona que eclipsará lo especial de ese momento. Como buen caballero, deja claro que tu invasión ha sido mínima (y, por favor, que tu declaración y tus actos sean coherentes).

En caso de encontrarte con diferentes tallas, apúntalas todas junto con la(s) marca(s). Lo ideal sería que cuando acudas a la tienda dispongas de las tallas de sujetador, de bragas y de vestido así como de las marcas. De esta forma, las dependientas lo tendrán más fácil en ayudarte y tú no comprarás con la duda de si le servirá o no.

Consejo nº 2: si por cualquier razón el consejo nº 1 no se pudiese aplicar, existen otras opciones dentro de la lencería que no requieren conocer la talla de sujetador. (Sigue en el siguiente párrafo.)

Imagen via La Perla

Los sujetadores pueden ser tu enemigo

Incluso contando con toda la información proporcionada por el consejo nº 1 del anterior párrafo, los sujetadores pueden ser un poco tricky y tienen su qué. Para evitar el mal rato o la presión, mejor no complicarse. Si no estás segurx de la talla de sujetador, ve a por otras piezas de lencería. Seguramente, prendas que vengan talladas como S, M, L, XL, etc. sean más fáciles de entender, y en la lencería también se encuentran. Por ejemplo, tenemos la ropa de estar en casa o loungewear, pijamas, camisones, batas, kimonos, babydoll.

Y, por cierto, si la palabra «pijama» o «bata» te suena a regalo ordinario de esos típicos que haría una abuela es que te falta el siguiente dato.

Sube de nivel

Hoy parece que va de recuerdos y experiencias propias; he aquí otra:

Mi madre siempre me ha insistido en lucir bien impecable, también para el caso que nos ocupa que es el vestuario íntimo. Por esta razón, en casa usaba un pijama quizá más corriente (segurísimo que muy usado, porque eso sería indicativo de que me encantaba llevarlo), mientras que si tenía que ir a dormir fuera (a casa de una amiga, o si iba viaje en el que compartiría habitación con otras chicas, por ejemplo) usaba el más nuevo. En caso de que todos estuvieran muy trotados, era la ocasión perfecta para ir de compras y renovar. Sobra decir que esta nueva adquisición destacaría de entre todas las ya existentes en mi cajón por su diseño o su material, haciendo de ella una prenda más especial.

Pongamos por caso que esa persona a la quieres sorprender con un regalo de lencería tiene un pijama largo de algodón o de franela: subir de nivel sería regalarle un pijama de seda (recalco: de seda, no de satén). Que lo vaya a usar a diario, de buenas a primeras casi te aseguro que no será así, y no porque no le vaya a gustar sino porque si es su primera prenda de seda seguramente la va a tratar con mucho cariño y la querrá reservar para ocasiones especiales. ¡No la culpes! Piensa que es como un tesoro que guarda un muy buen recuerdo, pues cada vez que lo mire o lo use se acordará tanto de la ocasión como de las emociones que sintió al recibir este regalo.

Comprar algo que la otra persona jamás pensó comprarse a sí misma es uno de los mejores regalos que podemos hacer.  ¡La persona agasajada se sentirá muy mimada y especial!

Conclusión

Cuando se trata de regalar, indulgencia complacencia son dos palabras clave. Con el regalo buscamos que la otra persona se sienta querida, contenta, especial, incluso consentida… ¡y con la ropa íntima no iba a ser menos!

Espero que estos consejos hayan servido de ayuda. Recuerda que puedes consultar este otro artículo para ampliar información 🙂

¿Alguna vez has comprado lencería para otra persona? ¿Te han ayudado estos consejos? ¡Cuéntamelo en los comentarios!

Créditos imagen de cabecera: Coco de Mer